Tus propósitos de Año Nuevo no funcionarán a menos que dejes de hacer estas 4 cosas La mayoría de nosotros luchamos por hacer y mantener propósitos de Año Nuevo que funcionen. Si quieres que este año sea diferente, aquí te decimos qué es lo que no debes de hacer.

Por Amy M Chambers

Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales

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El prólogo de mi próximo libro tiene lugar en Nochevieja. Recibí el año 2012 como una joven soltera que no estaba contenta con su peso ni su estado sentimental. En los últimos momentos de 2011, me propuse perder siete kilos el siguiente año y encontrar al hombre de mis sueños. Ese año, nada de eso sucedió.

Esto no es raro. Resulta que, según las investigaciones, la mayoría de las personas no logran mantener sus propósitos de Año Nuevo. Como coach ejecutiva y coach de mentalidad, he estudiado este fenómeno; mi próximo libro, The 6 H.A.B.I.T.S. of Powerful People (Los 6 H.Á.B.I.T.O.S. de la gente poderosa), se centra en por qué sucede eso y qué podemos hacer al respecto. Si has fallado en mantener tus propósitos en el pasado, pero quieres cambiar eso, aquí hay cuatro cosas que debes evitar hacer.

1. No esperes a una fecha arbitraria

Deja de esperar a que termine el 31 de diciembre y comienza ahora. Una vez que hayas decidido hacer un cambio, prolongar la acción —mientras esperas una fecha arbitraria— en realidad te perjudica.

Nuestros cerebros son entes complejos. Todos nuestros cerebros tienen tanto un componente subconsciente como uno consciente. Con frecuencia, cuando decidimos hacer un cambio, nuestra mente subconsciente se resiste. Hay dos cosas que sabe hacer muy bien: protegernos y ejecutar programas antiguos. Al principio, el cambio interfiere con ambas cosas y, por lo tanto, nuestro subconsciente resistirá. Cuando planeamos un cambio, pero no lo llevamos a cabo con acciones, enviamos una señal a nuestras mentes subconscientes de que no estamos siendo serios acerca de nuestras decisiones.

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Cuando esperamos fechas arbitrarias, también le damos mayor tiempo al subconsciente para convencernos de nuestra decisión. Mientras tanto, nuestras mentes subconscientes tienen más oportunidades de recordarnos todas las razones por las que el cambio próximo será difícil, por qué no vale la pena, y cómo las cosas serán mejores, más fáciles, o más divertidas y cómodas si seguimos igual. Las personas altamente exitosas a menudo implementan cambios inmediatamente después de haber tomado la decisión del cambio.

Permitirte continuar con malos hábitos durante días o semanas después de comprometerte verbalmente a cambiar solo hace que el cambio sea mucho más difícil. Por lo tanto, no des a tu subconsciente munición suficiente al esperar al primero de enero. Comienza ahora.

2. No te enfoques en medidas de rezago

Muchos propósitos de Año Nuevo se centran en medidas de rezago en lugar de medidas de avance. Este es otro error. Nuestros propósitos a menudo se centran únicamente en los resultados finales. Nos comprometemos a perder cierta cantidad de peso, ahorrar una cantidad específica de dinero u obtener un nuevo título o rol en el trabajo. El problema es que no podemos controlar ninguna de esas cosas.

Tenemos mucho más éxito cuando nos enfocamos en medidas de avance, que son influenciables y predecibles. En lugar de hacer una resolución para perder seis kilos o ahorrar $10,000 dólares este año, centra tus resoluciones en tus comportamientos y actividades, y también relaciona esa resolución con un objetivo final.

Si el propósito se trata de tu salud, comprométete a poner la alarma a una hora específica cada día, ir al gimnasio cierto número de veces a la semana o beber una cantidad determinada de agua. Si tu objetivo es ahorrar más, averigua qué compras han limitado tu capacidad para hacerlo y comprométete a eliminarlas o reducirlas en una cantidad cuantificable. Si tu resolución es ser un mejor empleado, identifica exactamente qué acciones tomarás para convertirte en uno. Anota cómo, dónde y cuándo lo harás.

Convierte tus propósitos de Año Nuevo en objetivos SMART (específicos, medibles, alcanzables, relevantes/realistas y limitados en el tiempo). Luego podrás medir y seguir tu progreso.

3. No te pongas en situación de olvidar

Si realmente quieres cumplir tus propósitos, no intentes guardarlos en tu cabeza. Los estudios muestran que es mucho más probable que logremos algo si lo escribimos. Pon pluma al papel (o dedos al teclado) y coloca tus resoluciones en un formato donde literalmente puedas verlas. Luego, toma ese documento y colócalo en un lugar donde lo veas con frecuencia. Puedes colgarlo en tu habitación, ponerlo en tu escritorio o pegarlo en el espejo del baño. ¿Cuál es el mejor lugar? No importa, siempre y cuando sea un área que visites con frecuencia y pases tiempo alrededor de ella.

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Cada vez que ves lo que dijiste que querías lograr, te recuerdas a ti mismo por qué estas resoluciones eran importantes y a lo que te comprometiste, incluso si el compromiso fue solo contigo mismo. Esto te hará más propenso a ser responsable y hacer el trabajo. Tampoco cometas el error de mantener tus propósitos para ti mismo. Para obtener una responsabilidad adicional, diles a otros lo que te propones hacer. Serás más propenso a llevar a cabo tus planes si tu jefe, cónyuge o mejor amigo te pregunta regularmente cómo va todo.

4. No asumas demasiado

¿Cómo se come un elefante? Un bocado a la vez. Roma no se construyó en un día, y no puedes mover montañas de la noche a la mañana. No te prepares para el fracaso estableciendo resoluciones que sean tan extravagantes o ambiciosas que rápidamente te sientas como un fracaso ante los primeros signos de dificultad.

Si nunca has corrido una milla antes, no te propongas correr un maratón para el Día de San Valentín. Si nunca has hecho ejercicio en tu vida, entonces proponerte ir al gimnasio todos los días no es muy realista. Mientras mayores sean los cambios que desees ver, más importante es dividirlos en piezas pequeñas que puedas consumir razonablemente.

Identifica el primer conjunto de pasos que necesitarás tomar para apuntarte en la dirección a la que finalmente quieres ir. Si no te estás preparando para celebrar pequeños éxitos a lo largo del camino y comienzas haciendo progresos, estarás destinado a desanimarte cuando encuentres tu primera serie de contratiempos, lo que hará que sea más difícil seguir el plan. Sé razonable y realista sobre lo que puedes lograr en un mes o un año. Comienza poco a poco para poder mantener el interés.

Al evitar estos cuatro errores clásicos, te darás una mejor oportunidad de lograr con éxito tus resoluciones de Año Nuevo que la que yo tuve en 2012.

Echa un vistazo al libro de Amy Chambers, The 6 H.A.B.I.T.S. of Powerful People (Los 6 H.Á.B.I.T.O.S. de la gente poderosa) que ya está disponible en inglés.
Amy M Chambers

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